¡¿Bombas de verdad? ¡De ninguna manera!"
A comienzos de abril la Marina de los Estados Unidos tiene programado comenzar un período de tres semanas de ejercicios de capacitación en sus controvertidas instalaciones en la isla de Vieques, Puerto Rico.
Van a usar balas de salva.
Pero incluso así las prácticas militares son inaceptables para muchos residentes de Vieques y toda la gama de decididos manifestantes que se encuentran regularmente en el perímetro de la base military en busca de quiebres en la verja y la ubicación de las cámaras de television.
Los puertorriqueños que apoyan la operación de la Marina, en su mayoría los mismos que apoyan la estadidad para la isla, están preparando sus filas y banderas de los Estados Unidos para contrarrestar cualquier medida que pueda percibirse como falta de patriotismo norteamericano en el territorio donde se iza con gran determinación la bandera.
La Fortaleza estará buscando entre sus archivos de argumentos evidencia pertinente que demuestre el tino de la Gobernadora al declarar, por un lado, su compromiso que la nación necesita contar con fuerzas militares debidamente preparadas para hacer frente al enemigo después de los ataques del 11 de septiembre, y por otro, su absoluta determinación de sacar para siempre a la Marina de la isla de Vieques.
La Casa Blanca se hará de oidos sordos antes las quejas de los grupos conservadores mientras se vale de sus sensores políticos para determiner si en Florida, Tejas y California los votantes hispanos se han visto sacudidos por el retumbar de los tiros de salva en la remota isla de Vieques.
Los conservadores en el Congreso, con sus lápices rojos bien afilados, se desquitarán reconsiderando asignaciones presupuestarias con el fin de castigar la insolencia de los ciudadanos sin voto en Puerto Rico que se niegan a reconocer las exigencies del imperio.
Los altos oficiales del Pentágono quieren ver destellos nuevamente sobre Vieques.
Sin el estallido y potencia de verdaderas bombas, dicen que sus pilotos y soldados rasos no estarán bien preparados para hacer frente al infierno de la guerra. Llevan meses preparando una lista de todos los incidents que pueden aludirse como "daño colateral" en Afganistán, para apoyar sus argumentos la próxima vez que visiten los comités que los apoyan en el Congreso con sus aseveraciones de que la orden de impotencia militar en Vieques no es el tónico adecuado para la preparación de hombres y mujeres para el campo bélico.
Mientras, las tortugas en peligro de extinction estarán escondiéndose en sus caparazones tratando de sobrevivir nuevos bombardeos, los pescadores locales estarán reparando sus redes y la flota de los Estados Unidos volverá a atacar la repetidamente conquistada pero ahora más tranquila trinchera de playa en Vieques. |