| En primera instancia podría considerarse extaño que la Gobernadora de Puerto Rico, Sila Calderón, demócrata del partido nacional, apoye a Jeb Bush para la gobernación de Florida, un republicano y hermano del Presidente George Bush, durante la próxima elección en que busca permanecer en la posición del principal ejecutivo del estado. Con toda probabilidad su contrincante demócrata será Janet Reno que, durante los 8 años del gobierno de Bill Clinton, se desempeñó como Procuradora General del país. La intervención de Calderón en este proceso podría ser crítica, teniendo en cuenta que la cantidad de puertorriqueños que residen en Florida ha aumentado dramáticamente durante la última década, especialmente en la parte central del estado. Predeciblemente, muchos de esos ex-habitantes de la isla, ahora residentes de Florida, son simpatizantes de ella y del Partido Popular Democrático.
Un análisis más a fondo pone de manifiesto cuán acertada ha sido su decisión. La limitada influencia de Puerto Rico en el mundo de poder de Washington siempre ha requerido que sus gobernantes tengan que abrir tiendas de campaña afuera de los oficinas de los Congresistas y las oficinas ejecutivas para congraciarse con los políticos y lograr acuerdos beneficiosos para la isla. Personas con conocimiento de las gestiones de Calderón indican que su acuerdo con el gobierno de Bush es obstaculizar toda gestión por parte del Presidente encaminada a llevar a la isla a un status político permanente. Los últimos cuatro presidentes republicanos han apoyado abiertamente la estadidad para Puerto Rico y George W. Bush parece también favorecer esa dirección. Tal gesto presentaría serios problemas para la líder del Partido Popular Democrático que apoya la opción del actual Estado Libre Asociado, aunque con mayores poderes. Serios problemas requieren de dramáticas reacciones.
Su coqueteo con los republicanos de Estados Unidos incluyen al Gobernador de Nueva York, George Pataki, y el nuevo Alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg. Pataki apoyó el retiro de la Marina de su base de capacitación en la isla puertorriqueña de Vieques, mientras que Bloomberg ha sido un gran anfitrión de la Gobernadora Calderón en sus visitas a la "gran manzana". El Partido Republicano, por supuesto, se está deleitando con las atenciones de Sila Calderón. La Gobernadora representa los intereses de 3.8 millones de ciudadanos americanos de origen hispano en Puerto Rico que, a pesar de no poder votar en las elecciones en Estados Unidos, se ven como parte integral de la creciente fuerza política hispana en la nación que está siendo cada vez más asiduamente atendida por los candidatos de los dos principales partidos políticos.
Más aún, hay casi un número similar de residentes de descendencia puertorriqueña en los Estados Unidos, o han emigrado de Puerto Rico o son descendientes de uno o ambos padres puertorriqueños, quienes han salido de la isla para establecer sus residencias en los 50 estados. Por lo tanto, lo que dice la Gobernadora de Puerto Rico, o lo que deja de decir o endosar, puede afectar las decisiones de los votantes en las elecciones locales, estatales y nacionales.
Los rivales políticos de Calderón en la isla se están regodeando con sus retozos con los republicanos en Estados Unidos. Los políticos de la oposición, el Partido Nuevo Progresista o "partido de la estadidad", integrado mayormente por republicanos, están divirtiéndose observando el drama de Calderón. El Senador del PNP, Orlando Parga, sarcásticamente extendió su "bienvenida a la Gobernadora al Partido Republicano". Luego prosiguió a darle cátedra sobre la necesidad de Puerto Rico formar parte del proceso político de Estados Unidos, a pesar de que estaba claro que se estaba refiriendo a un arreglo político diferente del que prefiere la actual Gobernadora de Puerto Rico.
La Gobernadora Calderón no es la primera en esa posición que navega las corrientes políticas del momento. El ex-Gobernador Pedro Rosselló, también un demócrata, apoyó al ex-Senador de Nueva York, Alfonse D’Amato, un republicano, en su contienda procelitista de re-elección en 1998 contra Charles Schumer. Esa decisión fue a raíz del apoyo que D’Amato ofreció en el Senado a la resolución conjunta que incorporó el lenguaje que había aprobado la Cámara de Representante del "Proyecto Young" sobre las opciones de status político para Puerto Rico que el Congreso apoyaba. Rosselló también fue objeto de los reproches de los demócratas en Estados Unidos y en la isla y su posición se tornó aún más incómoda cuando Schumer ganó el escaño de Senador dejando al Gobernador Rosselló teniendo que navegar los corredores de las oficinas del Senado durante dos años más.
Sin embargo, la Gobernadora Calderón está corriendo riesgos más elevados en su esfuerzo por aumentar su poder político entre los republicanos. Está dirigiendo una campaña de registro de votantes en Florida y varios otros estados donde existen grandes concentraciones de puertorriqueños para asegurarse que se proyecta como la caudilla de un bloque de votantes de puertorriqueños en las contiendas estatales y locales. Ha dado órdenes a sus oficinas en Estados Unidos que identifiquen residentes en los estados de descendencia puertorriqueña para exhortarlos a que se registren para votar. Su meta es lograr el registro de 700,000 nuevos votantes. Para lograrlo ha solicitado $4.5 millones de la legislatura de Puerto Rico, ambas cámaras controladas por su partido, para acelerar los esfuerzos de la campaña.
Entonces todo lo que queda es que los votantes puertorriqueños en la Florida aprendan a votar debidamente para que sus papeletas no sean descalificadas. |
