La Marina dejará oficialmente Vieques la semana próxima, cediendo sus terrenos al Departamento del Interior trasladando los entrenamientos a sus bases en la zona continental, principalmente en Florida.
Mientras que la Marina anuncia masivos despidos y desmantela las operaciones clave en la Estación Naval de Roosevelt Roads, que en su momento fue la mayor base en los Estados Unidos, está prevista una gran celebración en Vieques que promete ser la fiesta más candente de Puerto Rico. (Se rumorea que el salsero Rubén Blades incluso podría hacer acto de presencia.)
Pero el 1 de mayo, 2003 sigue dando la sensación de un amargo divorcio, existiendo resentimiento a ambos lados de la alambrada del Campamento García que ha mantenido separado el tercio oriental de esta isla desde la costa norte a la costa sur dividiendo el terreno militar del civil.
Los residentes, que han tenido que compartir la isla desde que la Marina expropiase unas tres cuartas partes de sus 33.000 acres a principios de los años 40, no cejarán en su lucha para lograr el control de los antiguos terrenos de la Marina y conseguir un compromiso federal para la limpieza de la contaminación de 60 años de bombardeos.
Entretanto, los oficiales de la Marina, parecen empeñados en hacer la menor limpieza posible y cerrar Roosevelt Roads tras ser obligados a salir de lo que durante décadas llamaron la "joya de la corona" de los campos de entrenamiento.
Cuando los planificadores militares presentaron al Congreso la certificación de haber encontrado sitios de entrenamiento como alternativa a Vieques, un requisito para su salida del municipio de la isla, se aseguraron de demostrar su desagrado. "Admito la situación respecto a Vieques con profunda decepción nuestros marineros y Marines se merecen algo mejor," dijo el Comandante General del Cuerpo de Marines James Jones en un memorando del 31 de diciembre al Secretario de Marina Gordon England, dado a conocer como parte de la certificación. "Algunos en Puerto Rico (especialmente en Vieques) han demostrado una abrumadora hostilidad hacia los marinos, los Marines y sus exigencias de entrenamiento previo a la movilización; y en un momento especialmente peligroso en la historia de nuestra nación."
Al mismo tiempo, el Secretario de Marina Gordon England dijo a la Gobernadora Sila Calderón que "nosotros suspendemos las operaciones de la Estación Naval de Roosevelt Roads relacionadas con los entrenamientos en Vieques" a partir del 1 de mayo, mientras que el Almirante Robert Natter, comandante de la Flota del Atlántico, dijo que sin su campo de entrenamiento adyacente en Vieques, la base es una "sangría" para los dólares del contribuyente.
El reciente anuncio de los despidos masivos y el consiguiente recorte de las operaciones en Roosy Roads indican que la Marina está preparando el cierre de la base en el 2005, cuando se decidirá la siguiente ronda de cierre de bases.
Pero los residentes de Vieques rebaten que los oficiales de la Marina nunca han comprendido su lado de la historia, ni reconocido el perjuicio general que infligieron a los residentes. Están convencidos de que la Marina cerrará lo antes posible su base en Ceiba como revancha por Vieques, y que ahora se apresuran a dejar Vieques empeñados en gastar la menor cantidad de dinero posible en la limpieza.
Los residentes también están realmente preocupados por su salud, al contar con un índice local de cáncer que es aproximadamente un 26 por ciento más salto que el de la isla principal de Puerto Rico, según el Departamento de Salud de Puerto Rico.
Los temores a la contaminación fueron también azuzados por el descubrimiento de que un destructor de la Marina hundido a 900 pies de la costa de Vieques, había sido utilizado como barco objetivo para pruebas nucleares en el Pacifico en 1958. También ha contribuido a aumentar los temores la reciente admisión por parte del Pentágono de haber probado simulacros de armas químicas en las playas de la isla en los años 60, y haber reconocido con anterioridad que municiones de uranio gastadas habían sido usadas en Vieques.
La verdad es que ambos lados deberían dejar a un lado sus resentimientos. Para garantizar que el futuro de Vieques va por el buen camino, la comunidad necesita elaborar un borrador de peticiones realistas, dirigidas a garantizar la protección de su salud y las condiciones sobre las que podrán sembrar un futuro económico. El ejército, entretanto, necesita aprender de su sistemático abandono de 10.000 ciudadanos estadounidenses, próximos a unas instalaciones vitales a lo largo de décadas. Y deben darse cuenta de que esta cuestión es el hecho prioritario en la historia de Vieques que ellos mismos, y no los residentes de Vieques son la razón por la que están siendo echados de su preciado campo de bombardeo.
El rencor de ambos lados solo sirve para enturbiar las cuestiones legitimas que rodean el cierre del campo de tiro de Vieques. Además, está oscureciendo dos acciones bastante sencillas, que probablemente requerirían concesiones por ambas partes, y las cuales podrían atender a las necesidades de los viequenses y servir de modelo para futuros cierres.
La Marina debe abordar la legitima preocupación de los residentes por su salud, ampliando los análisis para detectar la contaminación en las aguas subterráneas, el terreno y el aire. Los datos de la Marina, que sirven como parámetro para los actuales planes de limpieza, se basan en niveles de contaminación en segundo plano, según los grupos comunitarios y medioambientales. Incluso si sus alegaciones no se sustentan, la <marina debería estar dispuesta a ampliar sus análisis, ya que gran parte de sus datos se basan en la comparación de las aguas próximas a su campo de tiro oriental con las próximas a unas instalaciones de disposición de armas en el extremo occidental.
El gobierno federal también debería ceder para su explotación algunos de los terrenos en la punta este. Conservar gran parte de los terrenos orientales como reserva salvaje los actuales planes para todo el extremo este es una buena idea. Pero, obviamente, se debería permitir que los residentes de Vieques pudieran explotar algunos de estos terrenos tras soportar la vida en una economía que se ha visto sofocada por el control militar de la isla durante décadas. Lo cual tendría la función igualmente importante de garantizar un nivel más alto de limpieza en estos terrenos.
La ampliación de los análisis medioambientales podría contribuir mucho para garantizar a los residentes de Vieques que la contaminación no está teniendo impacto alguno sobre la salud pública, a la vez que la cesión de algunos de los bienes raíces de primera del extremo este ayudaría a garantizar un brillante futuro económico.
Lo cual debería ser una importante consideración para la Marina, que durante sus 60 años en Vieques fue bien recibida por los residentes como buenos vecinos, a pesar de que a menudo las fuerzas militares actuaran como cualquier cosa menos eso.
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |