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¿Quién será el próximo Gobernador de Puerto Rico?
Esta semana el Herald ofrece a sus lectores la oportunidad de expresar sus preferencias por el partido político que ocupará la oficina del Gobernador durante el término del 2005 — 2008.
Suponiendo que no ocurran más anuncios inesperados que afectan como una bomba al campo político y que no hayan más candidatos que sorpresivamente se unan a la contienda, la próxima campaña por la gobernación está cuajada — bueno, ¡casi!
En un tiempo más, los cuatro candidatos anunciados se reducirán a tres y las puertas de salida se abrirán para la carrera por la posición más poderosa en Puerto Rico.
Carlos Pesquera sigue insistiendo en que desafiará al ex Gobernador Pedro Roselló en unas primarias en noviembre de este año para ver quién recibe la nominación del Partido Nuevo Progresista (PNP), a pesar de que se le augura muy poca probabilidad de ganar. Literalmente todos los aspirantes del PNP para las posiciones más prominentes en la próxima elección han enganchado sus carruajes estelares al cometa de Rosselló. Las encuestas indican que Pesquera lleva todas las de perder en una "mano a mano" con Rosselló pero él sigue augurando que será el que plante la palma del PNP en La Fortaleza en enero del 2005. Nadie da todavía con el tambor que le está marcando la pauta, pero Pesquera, hasta ahora, insiste en que no le ha perdido el paso.
Rosselló bajó de un avión en Isla Verde el domingo pasado con todas sus pertenencias listo a quedarse ahora permanentemente en Puerto Rico. Abandonó San Juan en el 2001, para asumir una posición como profesor en una Facultad de Medicina en Washington, cuando su partido fue derrotado y se encontraba en pleno vigor una campaña de corrupción contra su gobierno. En ese entonces dijo a todos sus amigos y partidarios que se había colmado con toda la locura de la política en la isla.
En el primero bombazo de la contienda, Rosselló electrificó a los puertorriqueños cuando anunció que estaba listo a regresar. Animado por la falta de progreso del Partido Popular Democrático (PPD) en la gobernación y su líder bajando en las encuestas, se puso al día con el ritmo de su Macarena, terminó de poner notas en los últimos exámenes de sus estudiantes y programó su trayectoria rumbo al sureste del Caribe. Tuvo que dejar en el basurero del aeropuerto su portadocumentos lleno de discursos criticando a su sucesora, Sila Calderón, que apenas unos días antes, en un discurso con pañuelo a toda la isla, anunció que no iría en busca de un segundo término como Gobernadora.
Ese anuncio fue motivo de estruendo de mayor voltaje que la decisión de Rosselló. Pero luego, cuando anunció el nombre del candidato del PPD que ocupará su posición, hizo quemar todos los fusibles de los circuitos políticos de la isla.
Su cedro cayó sobre José Alfredo Hernández Mayoral, hijo del ex-Gobernador durante tres períodos, Rafael Hernández Colón. Un abogado, con muy poca experiencia y ninguna victoria electoral a su favor, Hernández Mayoral recibió el sello de goma de aprobación de un grupo del PPD al día siguiente del anuncio de la Gobernadora. El PPD parece sentirse todavía incómodo con este sorpresivo candidato. Un reportero del Herald llamó a las oficinas centrales del partido en San Juan para pedir un perfil oficial de su candidato a la gobernación y se le informó que no tenían uno. "Sólo tenemos fotos de la Gobernadora Sila Calderón", fue la respuesta que recibió.
El nuevo portador de la bandera del PPD sólo ha tenido experiencia en una campaña política cuando en el 2000 perdió su intento por conseguir la nominación del partido para la posición de Comisionado Residente en Washington. En ese entonces, Sila Calderón lo rechazó, prefiriendo en vez al actual Comisionado Residente, Aníbal Acevedo Vilá. En esta nueva configuración de las estrellas, el Sr. Acevedo Vilá no sólo fue pasado por alto para la plaza máxima, sino que se informó que ni siquiera le notificaron de la decisión con anticipación. Corren rumores que la Sra. Calderón estaba lista a nombrar a Hernández Mayoral a una posición de alta visibilidad durante el resto de su gobierno para darle experiencia en una posición pública, pero la oferta fue rechazada antes de ser oficialmente ofrecida. "Los votantes", dice la nueva estrella del PPD, "me elegirán basándose en lo convincente de mis nuevas ideas". De modo que, el PPD se encuentra en pleno desorden, pero cuentan con una Gobernadora en ejercicio, siguen en control de la legislatura, y todavía falta mucho para las elecciones.
La semana pasada el Partido Independentista de Puertorriqueño (PIP) anunció, sin que fuera sorpresa para nadie, que su super-estrella y perenne candidato, Rubén Berríos Martínez, se armará para otro asalto por la gobernación de lo que él llama "una de las pocas colonias que todavía quedan en el mundo". Los líderes del PIP insisten que las cifras del partido son más altas de su normal 5% del voto. La clave para aumentar la participación de votantes a favor del PIP en las encuestas es lo que hagan los llamados "votantes sandía". Son los miembros del partido que, igual que la suculenta fruta, son verdes por fuera (el color del PIP), pero incapaces de reconciliarse con la idea de un Puerto Rico independiente, por lo general terminan votando por el "rojo" — el color del PPD y del interior de la sandía.
Vale la pena también considerar que el apoyo popular del PIP podría mejorar en la próxima elección a raíz de su visibilidad durante las protestas en Viequez. Durante meses, Berríos y otros destacados miembros del PIP montaron campaña en Viequez en protesta contra el uso de las instalaciones de capacitación militar de la Marina, lo que le confirió millas de tinta en los periódicos locales y apariciones casi a diario en los canales de televisión de la isla. Una importante mejora en el rendimiento del PIP sin duda brotará si el candidato del PPD no cuenta con suficiente apoyo.
¿El candidato de cuál partido considera que alcanzará su cometido en las elecciones del 2004? ¿Será el del PNP que se enfrenta a la posibilidad de una reñida primaria; el del PPD, desilusionados con la pérdida de su líder y no muy seguros de las calificaciones ‘gravitas’ de su sucesor; o el PIP, cuya visibilidad con los votantes ha aumentado durante los últimos años?
¡Usted decide! |
