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20 de junio de 2003
Copyright © 2003 PUERTO RICO HERALD. Todos los derechos reservados. 
¿Debe quedarse en su casa la Gobernadora Calderón?

Estas semana los lectores del Herald tienen la oportunidad de decidir cómo piensan sobre la tendencia de la Gobernadora Sila Calderón de preferir lujosas habitaciones de hoteles a su escritorio en La Fortaleza. Durante el último año ha viajado a Panamá, la República Dominicana y, numerosas veces, a los Estados Unidos, en cada viaje con el anunciado propósito de promover los intereses de Puerto Rico. Tan meritorio como ese trotar por el mundo pudo haber sido antes, vale la pena preguntar ahora si una Gobernadora, con un plazo de tiempo limitado en su puesto, cuenta con la credibilidad necesaria para representar a Puerto Rico en capitales del extranjero o en Washington.

Desplazándose rápidamente para evitar que se la acuse de ser un funcionario "sin futuro", la Gobernadora Sila Calderón se adjudicó otras 5,000 millas en su récord de frecuente usuario esta semana al cumplir con un itinerario de actividades en los Estados Unidos.

Había sido programado como una oportunidad para atender a su tradicional área de preocupación: su agenda ante el Congreso – tanto para resucitar su derrotado esfuerzo por salvar créditos tributarios para empresas que inviertan en Puerto Rico como su más prometedor esfuerzo de lograr paridad para los puertorriqueños en los programas de aportaciones federales. Antes de concluir su viaje surgieron "problemas en el paraíso tropical’’ cuando se lanzó la noticia que una de las 13 oficinas del imperio de Puerto Rico en Estados Unidos, la PRFAA (Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico), se vio involucrada en acusaciones de manipulación política por parte de su gobierno.

A pesar de ese percance, su oficina de prensa informó sobre "reuniones extremadamente positivas" relacionadas con asuntos de comercio libre con el Representante de Comercio de los Estados Unidos, Embajador Robert B. Zoellick, y el Secretario de Comercio, Don Evans. La Sra. Calderón está ansiosa por ver que Puerto Rico desempeñe un papel vital en las negociaciones de los Estados Unidos para expandir el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA) a otras naciones latinoamericanas, incluyendo las de Centroamérica y el Caribe. Pero los políticos en los Estados Unidos también leen los periódicos y saben que el tiempo se está terminando en el plazo de gobernación de la Sra. Calderón y no es probable que esas conversaciones logren mucho más que oportunidades para tomarse fotos con ellos.

No se anunciaron otras citas en la capital de la nación, pero sería sorprendente si la Sra. Calderón no encontró tiempo para apelar ante miembros del equipo de Bush para tratar de lograr cualquier medida por parte del gobierno de los Estados Unidos para ayudar a resolver el enervante problema del status político. La Gobernadora parece estar desesperada por abandonar su puesto como la "reina del status quo".

Después de dos lluviosos días en Washington, la Sra. Calderón abandonó el territorio republicano para visitar al gobernador demócrata de Penssylvania, Edward Rendell. Ahí continuó su campaña para exhortar a los 3.4 millones de puertorriqueños que viven en Estados Unidos a que voten en elecciones donde viven. La campaña con el nombre de "Que nada nos detenga", concluirá cuando ella se retire del puesto. Inicialmente con un presupuesto de $6 millones, anunció que elevaría la suma a $12 millones. Más tarde, cuando se escucharon los aullidos de programas en la isla que están cortos de fondos, revirtió su decisión diciendo, a través de un vocero de prensa, que el "presupuesto permanecería igual".

El esfuerzo de registro de votantes es muy controvertido, no porque el registro de puertorriqueños para que voten sea ofensivo a nadie, sino porque está siendo financiado con dinero de los contribuyentes puertorriqueños que residen en la isla y no gozan del privilegio de voto en las elecciones federales. También se la ha acusado de estar usando el poder de esos votantes de manera alterna en apoyo de candidatos, tanto republicanos como demócratas, a cambio de apoyo a su agenda. En gran medida esta táctica fue responsable por los problemas de la oficina de la PRFAA en Florida.

Una semana antes de su llegada a Washington, Luis Pastrana renunció de su puesto como Director de la oficina de Florida central y los estados del sur, con sede en Orlando. Pastrana acusó al gobierno de Calderón de estar usando los recursos y personal de la PRFAA para fines partidistas y no su misión de ofrecer ayuda a los puertorriqueños que viven en los Estados Unidos. Luego, el candidato a substituirlo, Eddie Díaz, retiró su nombre acusando a Calderón de haber sometido su designación a la aprobación y juicio del Gobernado Jeb Bush de la Florida. Díaz fue un candidato que no logró obtener en el 2000 un nuevo escaño de Florida ante el Congreso, inicialmente era republicano y luego se postuló al puesto como demócrata. Sin duda esta experiencia política bifocal dio a Díaz una buena noción de lo que el republicano Jeb Bush debe haber dicho sobre él. En convulsionadas declaraciones de rechazo a través de sus voceros de prensa, ambos gobernadores alegaron ser "inocentes", pero para entonces ya el caballo de "polarización política" se había escapado del potrero.

Luego, con toda esta controversia alrededor suyo, la Gobernadora Calderón recibió la noticia que el candidato que ella escogió para reemplazarla en las elecciones del 2004, puede que no le sea posible postularse debido a razones de salud de su hijo de 12 años. Cuando se le preguntó si estaría dispuesta a reconsiderar su retiro de un segundo término, se informó que su respuesta fue categórica: "Mi decisión es final y firme".

Le damos la oportunidad esta semana a los lectores del Herald de aconsejar a la Gobernadora Sila Calderón si debe continuar gestiones de representación de Puerto Rico en los Estados Unidos y en el exterior o si debe valerse del tiempo que le queda en el puesto para "atender su propio patio" en la gobernación de una isla que está enfrentando serios problemas económicos y sociales, así como su propio partido que ahora se encuentra en medio de caos ante proyecciones que cualquiera de sus candidatos perderían frente a los dos posibles candidatos anunciados por el Partido Nuevo Progresista (PNP) para la futura gobernación de los 4 millones de puertorriqueños.

Pregunta de esta semana:
¿Debe quedarse en su casa la Gobernadora Calderón?

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E.U. . Residentes
<---->
. PR
25%
Está bien que viaje. 29%
67% Debe quedarse en la isla. 61%
8% Sin opinión 10%
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