La economía está desnivelada, se está desarrollando una guerra en Oriente medio y el crimen va en aumento. Si, incluso hay un George Bush en la Casa Blanca.
Esa valoración describe acertadamente el comienzo de los años 90 y los titulares de hoy. No obstante, de todas estas cuestiones, la que más directamente nos afecta aquí en San Juan es el crimen.
Esta semana, un osado triple asesinato en plena tarde en el aparcamiento de un centro comercial de una zona residencial, es justamente la última evidencia de que el crimen no solo va en aumento aquí, sino que aparentemente está fuera de control.
El asalto a la salida del restaurante Dunkin Donuts en Bayamón vino a continuación de un sangriento fin de semana del Día del Trabajo en Puerto Rico, se registraron 13 muertes violentas durante la última festividad del verano.
También sigue de cerca al triple homicidio en un pub de Bayamón y al fallecimiento de una estudiante de secundaria de 16 años, que fue abatida por una bala perdida mientras regresaba en coche a su casa y se interpuso inadvertidamente en el camino del tiroteo entre señores de la droga enfrentados.
Mientras los responsables de la administración Calderón dicen que el crimen, en general, está disminuyendo, ellos mismos admiten que la cifra realmente mala, aquella escrita en sangre, sigue aumentando. A medianoche del miércoles, se habían registrado 523 asesinatos en lo que va de año, 20 más que durante este mismo periodo en el año previo.
Los crímenes notorios así como el índice de asesinatos en constante crecimiento, han despertado un sentimiento de indignación en Puerto Rico, nunca visto aquí desde principios de los años 90, cuando miles se unieron en una marcha contra el crimen en manifestaciones celebradas por la Iglesia Católica y diversas organizaciones cívicas.
El padre de Nicole Muñiz, la estudiante de secundaria de 16 años, que murió el mes pasado alcanzada por una bala perdida, tiene previsto llevar a cabo otra el próximo 5 de octubre, el día del nacimiento de su hija. Unos 200 seguidores se presentaron a la reunión organizativa.
Desde luego, existen ciertas diferencias entre hoy y principios de los años 90. El actual aumento de los homicidios, alimentado por el tráfico ilegal de drogas, los asesinatos directos y los problemas sociales que crean como consecuencia, se ha tomado algunas victimas inocentes, pero no existe el sentido de violencia fortuita que existía hace una década, cuando las victimas mortales de robos de coches, llevados a cabo en centros comerciales de zonas residenciales y en los más selectos vecindarios de Puerto Rico, compartían titulares con los de los abatidos en riñas entre los señores de la droga
La economía, aunque a la baja, no está tan malparada como entonces. Y la perspectiva inmediata de un lento crecimiento de la economía este año es una noticia, si no exactamente buena, sí positiva.
Entretanto, el espectro más reciente de la corrupción en el sector público, con diversos procesos notorios bajo la anterior administración Rosselló, continua haciendo su aparición en los titulares de hoy. Una de las razones: los fiscales federales con base en D.C están investigando las acusaciones de corrupción en torno al proyecto del Superacueducto de la Costa Norte.
En resumen, el regreso al escenario de comienzos de los años 90 no será tan perjudicial para la imagen de la Gobernadora Calderón como lo fue para la imagen del anterior Gobernador Rafael Hernández Colón. Tampoco resultará de tanta ayuda hoy en día para Pedro Rosselló como lo fue entonces, cuando su promesa de aplastar el crimen fue una de las principales fuerzas que le catapultaron al cargo en 1993.
Pero el escenario de retroceso a comienzos de los años 90 es definitivamente perjudicial para la administración Calderón y claramente de ayuda para Rosselló.
El hecho de que la cuestión de la seguridad publica sea un punto débil de la administración Calderón y un punto generalmente fuerte durante los ochos años de Rosselló en el poder, solo pone en evidencia esta observación. Calderón va por su tercer jefe de policía en el mismo número de años, y se rumorea que puede haber un cuarto. (El actual jefe de policía, Víctor Rivera, es un antiguo juez que supuestamente espera un nuevo nombramiento en los tribunales antes de que finalice el mandato de Calderón.)
El importantísimo Departamento de policía se ha visto convulsionado en repetidas ocasiones durante estos tres años ante los cambios estructurales y de personal efectuados por cada nuevo jefe. Rivera ha decidido empezar de cero pidiendo nuevos agentes de policía y efectivo, y con grandes y llamativas operaciones contra el crimen que remedaban al superintendente de Rosselló, Pedro Toledo. Rivera también acaba de reorganizar a sus principales comandantes y ha emprendido mas cambios estructurales dentro del departamento, lo cual significa que sigue entre sus filas el goteo de una nueva curva de aprendizaje.
Esta es una de las razones por las que la Gobernadora Calderón pudo sentirse obligada la semana pasada a gastar más de $60.000 en un discurso especial televisado sobre el crimen. El discurso no ofreció nuevas iniciativas contra el crimen, pero pidió al publico que participase en la lucha y relató todo lo que está haciendo el gobierno para poner freno al crimen.
Una muy anunciada Cumbre sobre el Crimen tuvo como resultado al día siguiente el nombramiento de un comité para elaborar el borrador de un informe sobre las medidas propuestas para combatir el crimen, así como un llamamiento a los jefes de Gabinete para que hagan lo mismo. Bonitos gestos, aunque no se trate exactamente de liderazgo visionario.
La Gobernadora Calderón puede decir que está en contra de la política de "mano dura" de la anterior administración Rosselló, pero al no ofrecer nada nuevo para reemplazarlo, sus criticas suenan huecas. En especial cuando su principal policía se está pareciendo cada vez más a Toledo estos días -- hasta orquestar la campaña publicitaria de la incautación de los proyectos de viviendas públicas.
Desde luego, la gobernadora dijo que ella no pondría en activo a la Guardia Nacional para combatir el crimen en las calles de la isla. Pero en vista del panorama mundial y del hecho de que la Guardia local acaba de sufrir la mayor activación en su historia para apoyar la guerra en Irak, puede que de todos modos esa no fuera una opción.
John Marino, Editor de Ciudad de The San Juan Star, escribe la columna semanal Reporte de Puerto Rico para el Puerto Rico Herald. Su dirección de e-mail es: Marino@coqui.net |