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El lunes 24 de noviembre del 2003, en compaña del Congresista Michael "Mac" Collins (R-GA) y Mario Díaz-Balart (R-FL), el Comisionado Residente de Puerto Rico, Aníbal Acevedo Vilá, abordó un C-32 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos con destino a Amman, Jordania. Igual que otras notables personalidades con direcciones en Washington, D.C., se dirigían al este para hacer encuentro con las tropas de los Estados Unidos y la Coalición que se encuentran en Irak luchando por la pacificación y reconstrucción de ese convulsionado país. Con itinerarios diferentes, pero objetivos similares, el Presidente George W. Bush y los Senadores Hillary Clinton (D-NY) y Jack Reed (D-RI) visitaron soldados y hablaron con los comandantes militares y líderes civiles. A pesar que la maniobra fue presuntamente para animar y elevar la moral de las tropas, así como para informar a legisladores y los que toman decisiones de política sobre los detalles del conflicto y los esfuerzos de reconstrucción, el día feriado nacional de Acción de Gracias ofreció a los políticos la oportunidad de lograr alegría entre los soldados festejando con pavo y todos los aderezos tradicionales del esa festividad. Nuevas fotos del Presidente lo mostraron sirviendo comida a las sorprendidas y agradados soldados en una instalación fortificada en el aeropuerto de Bagdad. Pero antes de que los platos pudieran lavarse, el Presidente ya había partido en el Air Force One rumbo al oeste, hacia Tejas, donde habría de disfrutar de una cena íntima con su propia familia. El Sr. Acevedo Vilá también se dirigió a las tropas en su día feriado, pero no había pavo en ese ambiente. Según el recuento ofrecido por el Comisionado Residente, el menú consistió de costillas, camarones, arroz, mazorcas de maíz y ensalada. Igual que los otros congresistas visitantes, Acevedo Vilá se reunió con el Embajador L. Paul Bremmer III, Administrador de las Fuerzas Provisionales de la Coalición, el Embajador Patrick Kennedy y el General del Ejército Richard Sánchez. Armado con gran cantidad de película y diminutas banderas de Puerto Rico, le tomaron fotos con soldados puertorriqueños de la Guardia Nacional de Orlando, Florida, y un contingente de Reserva, Guardia Nacional y soldados regulares del ejército provenientes de la isla. Debido a preocupaciones por seguridad, el grupo que acompañó a Vilá pasó cada noche de sus tres días en Amman, Jordania, desplazándose de ida y vuelta a Irak a diario. La visita estuvo también sujeta a estrictos controles y un itinerario respetado minuciosamente. A pesar de que todas esas precauciones son necesarias, tales visitas no logran realmente proveer una visión acertada de lo que está sucediendo en el campo de batalla. Las fotos del jovial Acevedo Vilá rodeado del personal militar puertorriqueño dominaron la cobertura de la prensa y televisión en la isla a través de todo su viaje. Los viajes de congresistas a visitar tropas norteamericanas en zonas de combate son comunes y generalmente bien recibidas entre los votantes que representan, a pesar de que pueden resultar contraproducentes en los momentos de las elecciones si han creado la percepción de explotación de los hombre y mujeres estadounidenses viviendo en peligro para fines de ventajas partidistas o para justificar políticas erradas. Esta semana pedimos a los lectores del Herald que pongan de manifiesto su opinión sobre si el viaje de Aníbal Acevedo Vilá fue apropiado y favoreció de manera alguna los intereses de la nación. Antes, durante y después del viaje, el Comisionado Residente del Partido Popular Democrático (PPD) fue criticado por embarcar en él, mayormente por parte de los líderes de la oposición del Partido Nuevo Progresista (PNP) que hicieron notar que en su nueva posición como candidato a la gobernación por el Partido Popular en el 2004, su motivos eran menos la recopilación de información para llevar a cabo sus responsabilidades legislativas (a pesar de que él no cuenta con voto en el Congreso) sino para lograr mayor visibilidad como candidato que se enfrenta a un contrincante muy popular considerablemente con mayor preferencia entre los votantes según las encuestas públicas, el ex-Gobernador del PNP, Pedro Rosselló. Sin lugar a dudas, existe considerable interés y preocupación entre la comunidad puertorriqueña sobre la participación del personal militar de Puerto Rico desde el 11 de septiembre en que se inició la guerra contra el terrorismo. Desde ese fatídico día unos 7500 hombres y mujeres reservistas y de la Guardia Nacional de Puerto Rico han sido llamados a servicio activo, algunos actualmente luchando contra el Talibán en Afganistán y otros han sido desplazados para luchar contra Saddam Hussein y los grupos restantes de resistencia armada. En noviembre solamente, unos 79 soldados estadounidenses han muerto en acción en Irak, llevando a un total de casi 500 desde el comienzo de la guerra. Trece soldados puertorriqueños, residentes en la isla o en los Estados Unidos, han dado sus vidas en Irak y Afganistán. Si los 13 fueran considerados como muertes de soldados de Puerto Rico, la isla, en proporción con su población, habría sufrido más pérdidas que cualquera de los 50 estados. Los que piensen que el viaje del Sr. Acevedo Vilá a Irak estuvo justificado y ayudó a elevar la moral de los hijos e hijas de Puerto Rico que están sirviendo en ese conflicto bélico, sus esfuerzos se verán como justificados. Para los que consideran que no fue más que una oportunidad para lograr ventajas políticas a expensas de los hombres y mujeres militares de los Estados Unidos, entonces se verá como un error. ¿Qué piensa usted? ¿Estuvo justificado el viaje el Comisionado Residente Aníbal Acevedo Vilá a Irak, o no? Favor de votar más arriba.
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