Según sigue tomando forma la contienda Bush-Kerry por la presidencia a fines del 2004, se va forjando un creciente debate sobre la relativa influencia del voto hispano en los Estados Unidos en el desenlace de las elecciones, especialmente en estados donde la población hispana es suficiente para producir el fenómeno que se conoce como "swing vote". Este concepto se refiere a la peculiaridad del sistema mediante el cual la nación elige a su Presidente.
El martes, 2 de noviembre del 2004, tendrá lugar en los Estados Unidos no una elección, sino 50 elecciones separadas. Cada estado recibe un número de "votos electorales" igual al total de su representación en ambas cámaras legislativas en el Congeso. El candidato que gane una mayoría simple de los votos en cada estado recibe todos los votos electorales del estado. Este sistema se remonta al comienzo de la República cuando los votantes elegían "electores" que eran los que luego se reunían para seleccionar a un Presidente.
Este sistema puede resultar en que un candidato gane una mayoría de votos a nivel nacional, pero no gane las elecciones. Eso ocurrió en el 2000 cuando Al Gore recibió unos 540,000 votos nacionales más que George W. Bush, pero Bush ganó la mayoría de los votos electorales. Si Gore hubiera ganado en un estado con sólo 6 votos electorales más de los que consiguió, sería el Presidente en la actualidad. Asímismo, un candidato puede ganar en una mayoría de estados, pero igual perder la elección si el total de esos votos electorales resultan ser menos de la mitad del total de votos electorales.
Analicemos los números.
Más de un 13% de la población de los Estados Unidos se auto-designa como "hispana", aproximadamente 37 millones de personas, según los cómputos del Censo del 2000 y su actualización en el 2002. Esa cifra no incluye a unos 4 millones de puertorriqueños que viven en la isla, ya que la Oficina del Censo de los Estados Unidos no cuenta a los residentes en territorios como parte de la población total oficial del país. Incluídos en ese conteo hay mexico-norteamericanos (70%), residentes de Centro, Sudmérica y el Caribe (16%), puertorriqueños residiendo en los Estados Unidos (10%) y cubanos-norteamericanos (4%).
Un 70% de ese total reside en ocho estados, con California, Tejas, Nueva York y Florida encabezando la lista.
La población puertorriqueña residente en los Estados Unidos es de más de 3 millones y está concentrada en ocho estados, con 1.1 millón en Nueva York, más del doble del próximo en la lista que es Florida. Están mayormente concentrados en el área metropolitana de Nueva York. El medio millón de puertorriqueños en la Florida representan un 3% del total de la población del estado. Los otros estados donde viven grupos grandes de puertorriqueños son Nueva Jersy, Pennsylvania, Massachussets, Illinois, Conneticut y California.
En una elección reñida, el voto de una minoría de la población, en bloque en favor de uno de los candidatos, podría hacer volcar los resultados de la elección estatal hacia ese candidato. Los estrategas hispanos de ambos partidos nacionales consideran los estados críticos o "swing states" los que, en las elecciones del 2000 vieron resultados muy estrechos y en los que los latinos comprenden por lo menos un 5% de la población. Esto puede ilustrarse tomando como ejemplo uno de esos estados: Florida.
Florida cuenta con una población de casi 17 millones de residents, 16% (2,700,000) de los cuales se auto-identifican como "hispanos". De esa cifra, unos 500,000 son puertorriqueños, últimamente con una mayor concentración en el centro de la Florida. El estado propiamente tal es uno de los que cuenta con mayor crecimiento en todo el país y la presencia hispana es un factor dramático de ese crecimiento. En la década entre 1990 y el 2000, el número de hispanos creció más de un 70%. Debido a esa expansión poblacional, la cantidad de votos electorales del estado se aumentaron de 21 en 1980 a 27 en el 2000, siendo el cuarto bloque de votos electorales más grande entre los 50 estados.
Tanto la campaña de los Demócratas como los Republicanos están haciendo un llamado a la comunidad hispana de Florida, concientes de que no es bloque de votantes homogéneo. La comunidad cubana del sur de la Florida tiende a votar en grandes números por los Republicanos, mientras que 2 de cada 3 de los "demás" hispanos en el estado se calcula que favorecen a los Demócratas. El bloque de votantes puertorriqueños es relativamente nuevo y se calcula que está disponible a ser convencido por cualquiera de los dos partidos. El hermano del Presidente, Jeb, es el Gobernador de la Florida y muy popular entre los hispanos. Hablá plenamente el español y su esposa es mexico-norteamericana.
En el 2000, George W. Bush venció a Al Gore en la Florida por sólo 537 votos a nivel estatal. En su estrecha victoria, obtuvo el apoyo de un 61% del voto hispano. Para poderle ganar a John Kerry en el 2004, tiene que mantener o mejorar ese porcentaje y la campaña Demócrata en la Florida está poniendo mucho énfasis en medidas para convencer a los hispanos que voten con el partido demócrata. Una reciente encuesta entre hispanos en la Florida muestra a George W. Bush con una ventaja de 55% a 35% sobre John Kerry y un 10% sin opinión todavía. Esas no son buenas noticias para Bush, pero los republicanos dicen que aún faltan seis meses antes de las elecciones y no han lanzado todavía todas sus armas secretas.
Recientemente en la Florida, Antonio Villaraigosa, co Presidente nacional de la campaña Kerry, dijo a un grupo de hispanos que apoyan a Kerry que el Senador estaba comenzando a hablar a los votantes latinos. "Vamos a dirigirnos a sus corazones y sus mentes", dijo. Se han producido cuñas de television en español refiriéndose a las "promesas rotas" del Presidente Bush con los hispanos, especialmente la falta de financiamiento para educación. Por otro lado, la campaña de Bush hace alardes de su iniciativa de educación llamada "ningún niño se quedará atrás" como habiendo cumplido su promesa de lograr que la educación primaria y secundaria sea una prioridad en el país.
Fuera de los temas sociales empleo, educación y cuidado de salud la política de inmigración es otro tema candente entre la comunidad latina a nivel nacional, uno que parece estarlos encaminando más a favor de los demócratas. El gobierno de Bush ha puesto énfasis en el arresto y deportación de los indocumentados que se encuentran en el país, así como los que se encuentran legalmente pero que han tenido problemas previamente con la ley. Esa práctica se ve como una medida en contra de toda inmigración y señal de una actitud punitiva hacia los hispanos.
Una interrogante en Florida es la disposición de la creciente comunidad de residentes puertorriqueños en la sección central del estado donde Kerry celebró una reunión pública la semana pasada. Algunos dicen que los demócratas pueden anticipar una estrecha mayoría de ese voto a su favor pero que la actitud de cada uno de los candidatos respecto al status político de Puerto Rico será lo que determinará la diferencia. En la actualidad, ambos están obviando el tema. Kerry ha dicho que favorece un plebiscito aprobado por el Congreso, pero ha insinuado que permitiría que la opción territorial de Estado Libre Asociado aparezca en la papeleta de votación, una posición que desagrada mucho a puertorriqueños tanto estadistas como independentistas.
El gobierno de Bush ha susurrado preferencias por la estadidad para Puerto Rico, pero el Presidente no ha hecho nada para promover ese asunto desde que asumió su puesto. Actualmente está siendo "estudiado" por una comisión de burócratas, pero fuentes del Herald sugieren que la posibilidad de audiencias públicas por parte de esa comisión antes de las elecciones posiblemente en la Florida podría aumentar la prominencia del Presidente en el asunto.
Una carta clave para Kerry con la comunidad hispana podría ser el nombramiento del Gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, como su candidato de fórmula para Vice-Presidente. Sin duda se trata del funcionario electo hispano más conocido y popular. Richardson ha sido electo a varios términos como Congresista, fue Embajador ante las Naciones Unidas durante el gobierno de Clinton y su Secretario de Energía durante el segundo término de gobierno. Richardson habla plenamente el español.
Esta semana el Herald pide a sus lectores que evalúen ambas campañas y decidan cuál está buscando el voto hispano con mayor efectividad.