"Envié tropas estadounidenses a Irak a defender nuestra seguridad, no para permanecer como una fuerza ocupante. Envié tropas estadounidenses a Irak para liberar a su pueblo, no para convertirlos en estadounidenses. Los iraquíes escribirán su propia historia y encontrarán su propio camino. A medida que lo hacen, los iraquíes podrán estar seguros de que un Irak libre siempre contará con la amistad de los Estados Unidos de América".
Con esas palabras el Presidente George W. Bush terminó su discurso el pasado lunes en la noche ante los estudiantes y catedráticos del U.S. Army War College en Carlisle, Pennsylvania. Fue la primera de lo que la Casa Blanca anunció serán actualizaciones semanales por parte del Presidente sobre el progreso en Irak.
Con su popularidad en las encuestas disminuyendo considerablemente y nueva insurgencia engendrándose en Irak, el Presidente George W. Bush ha comenzado una campaña de relaciones públicas para fomentar confianza en su liderazgo y subir la moral de las fuerzas estadounidenses que se encuentran en servicio activo en ese convulsionado país.
La meta, según le dijo al alto rango militar en Carlisle, es permitir que los iraquíes logren estabilidad y auto-gobierno y asegurar al mundo que los Estados Unidos intentan mantenerse firmes en su compromiso. Para llegar a ese fin, el Presidente ofreció un bosquejo de cinco pasos que deben lograrse, el primero de los cuales es la transferencia de autoridad a un nuevo gobierno interino en Irak el 30 de junio. Ese gobierno está siendo constituido bajo la dirección del Embajador ante las Naciones Unidas, Lakhdar Brahimi, y ya está tomando forma. El Sr. Bush describió brevemente un acuerdo de gobernación encabezado por un Presidente, dos Vice Presidentes, un Primer Ministro y 28 miembros de Gabinete para supervisar los distintos departamentos del gobierno.
Queda aún por determinarse el grado de autoridad que el gobierno tendrá después del 30 de junio en lo referente al desplazamiento de las tropas de la Coalición, un asunto que ya es motivo de controversia. Antes de que el Presidente hablara el lunes en la noche, los diplomáticos británicos y estadounidenses en las Naciones Unidas presentaron el borrador de una resolución ante el Consejo de Seguridad para el establecimiento de un "gobierno interino soberano" garantizando que no se impediría a una fuerza militar multinacional que lleve a cabo sus esfuerzos para mantener la paz. Otros miembros del Consejo, incluyendo Francia, Rusia, Alemania y China expresaron reservas sobre el hecho de que el nuevo gobierno de Irak no contaría con autoridad sobre las fuerzas extranjeras en su tierra.
Otros pasos encaminados a la visión del Presidente de éxito en Irak incluye el logro de seguridad en áreas que todavía no se han pacificado, urgiendo a más países a participar en el apoyo del esfuerzo financiero y militar, continuando la reconstrucción de la infraestructura, y finalmente, celebrar elecciones nacionales para elegir el liderazgo de una nación plenamente soberana. El Sr. Bush aseguró a su audiencia en el Army War College que mantendrá la actual presencia militar de 138,000 activos, aumentándola sólo si fuera necesario. "Los Estados Unidos proveerán las fuerzas y apoyo necesario para lograr esas metas".
No cabe duda que el gobierno de Bush está alarmado por la manera en que la popularidad del Presidente se ha desplomado en las encuestas pública y el creciente desagrado con la guerra a través de todo el país. Apenas hace un año un 75% del país consideraba que George Bush estaba desempeñando una buena labor en el desenvolvimiento de la guerra. Luego, a medida que ha ido deseminándose el vandalismo y la insurgencia en Irak haciendo que aumenten las muertes de los activos militares de la Coalición, el apoyo del pueblo comenzó a bajar a casi 50% en diciembre, con un leve aumento después de la captura de Saddam Hussein. Desde entonces la aprobación al Presidente en relación con la guerra de Irak ha caído a un 40%. Con la elección presidencial a sólo cinco meses, George Bush ha decidido convertirse en el principal vocero del gobierno en todo lo referente a la guerra en Irak.
Esta semana los lectores del Herald pueden opinar si creen que el Presidente logrará lo que dice.
Ante los esfuerzos de Bush de restaurar apoyo a la guerra de Irak, existe la creciente convicción de que la administración ha actuado indebidamente desde el principio.
Para comenzar, las premisas que se usaron para justificar la invasión de Irak para evitar que Saddam produjera armas de destrucción masiva y para erradicar un foco grande y expansivo de terrorismo internacional parecen no haber tenido fundamento. No se han encontrado nunca las supuestas armas e Irak no era entonces la amenaza terrorista en la que se ha convertido después del comienzo de la guerra. Luego, en cuanto a la conducta de la ocupación encabezada por los Estados Unidos, un movimiento de resistencia sumamente efectivo, que nunca se anticipó, ha estado menoscabando los planes de la Coalición por establecer auto-gobierno en el país. El Presidente comentó en su discurso, advirtiendo que si no se hace nada al respecto, los autos con bombas y los secuestros podrían revertir al país a una tiranía.
Tal vez lo más detrimental al apoyo al Presidente, en lo referente a la guerra, fueron las fotos publicadas de la humillación, tortura y asesinato de detenidos iraquíes bajo la custodia de la policía militar estadounidense en la prisión Abu Ghraib en Irak, a unas 20 millas de Baghdad. Todavía no está claro desde cuán alto en la cadena de comando militar se emitió la autorización y se sabía de los abusos que se estaban cometiendo, o quién dio la orden de someter a los detenidos a condiciones que no permite la Convención de Ginebra. El gobierno de Bush insiste en que la conducta se limitó a un puñado de guardias desmedidos que ahora están siendo enjuiciados. Muchos en el Congreso sospechan que las órdenes se emitieron desde Washington.
El Presidente reconoció que el abuso de los prisioneros iraquíes por parte de los Estados Unidos "se convirtió en un símbolo de conducta deplorable por unos cuantos activos de las fuerzas estadounidenses que deshonraron nuestro país e hicieron caso omiso de nuestros valores". En un gesto simbólico, el Presidente anunció que tiene planes de destruir totalmente la prisión de Abu Ghraib las instalaciones en 280 acres que eran también la sede de muerte y tortura bajo Saddam para construir una prisión moderna en ese lugar. Esa promesa ha caído en oídos sordos entre los que controlan los presupuestos en el Congreso que dicen que no hay autorización alguna para tales fines.
En las próximas semanas el Presidente Bush se valdrá de toda oportunidad que pueda para cambiar de sentido cualquier crítica a los objetivos del gobierno en la guerra de Irak. Sin duda continuará ofreciendo informes de las actividades cívicas de la Coalición en Irak, tal como hizo el lunes en la noche. "Nuestra Coalición ya ha ayudado a los iraquíes a reconstruir escuelas y restaurar hospitales y clínicas de salud, reparar puentes, mejorar la infraestructura eléctrica y modernizar el sistema de comunicaciones".
Su discruso en Carlisle sonó muy similar a su ya conocido tema de solicitud al pueblo estadounidense para que se tenga paciencia con un proceso difícil. "Nuestra labor en Irak ha sido muy dura. Nuestra Coalición ha tenido que hacer frente a condiciones de guerra muy variables. Eso ha requerido de perseverancia, sacrificio y capacidad de adaptación".
¿Cree usted que la posición del Presidente en cuanto a la conducta en la guerra en Irak será convincente y que logrará recuperar la aprobación del pueblo estadounidense hacia esa conducta?